domingo, 15 de enero de 2006

Tras los pasos del gallinazo.





Tras los pasos del gallinazo

Diario La República. Domingo.    http://www.larepublica.pe/archive/all/domingo/20060115/1/node/82702/todos/1558   Domingo 15 de enero del 2006.
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Tras los pasos del gallinazo



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1. DEMASIADOS. El organismo de estas aves las capacita para reducir materia en descomposición, pero el presente exceso en su población entraña un riesgo sanitario. Algunos hablan de "plaga" de gallinazos.

2. CHERMAN. El dibujante y diseñador tiene una obsesión personal con estas aves.

3. AMOR RAPAZ. Pese a su aspecto, los gallinazos no son agresivos. Solo les gusta estar tranquilos.

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Nos observan sin ser vistos, nos acompañan en sombrío silencio. Despreciados por su aspecto, nos decidimos a hurgar en la vida privada de los gallinazos. No fue un acto gratuito. Oscuros, huidizos, carroñeros: quizá los gallinazos sean los habitantes más fieles a este país y a esta ciudad.

Por Sandro Mairata.
fotos: Claudia Alva

Vuelan magros gallinazos/ entre ríos de basura.
/ Son la muerte prematura/ entre ya muertos retazos.

José Santos Chocano

Los virú, cultura preincaica sometida luego por los moches, pasaron a la historia con el apodo de Cultura Gallinazo gracias a las manchas blanquecinas de excremento que dejaron estas aves en todas las construcciones que inauguraban.

Es uno de los casos más antiguos de la relación peruano-gallinazo. La mejor documentada podría ser en todo caso, aquella de los mismos moches, que ofrecían a sus condenados como banquete mientras aún tenían vida y también cuando ya no disponían de ella. "Como el gallinazo de por sí no es un animal que ataque al hombre, es muy posible que tuvieran que hacer sangrar a la víctima para atraer su atención", dice el historiador Henry Mitrani, una de varias personas que en esta historia intentarán limpiar en algo el nombre del ave que desde lo alto busca perro, paloma o gato muertos y se los lleva antes que el camión municipal, porque esa es su mal remunerada tarea. Si los gallinazos no fueran lo que son y no cumplieran humildes su insalubre labor, habría que ver quién estaría dispuesto a hacerla.

Quizá por eso Lima, ciudad de grandes basurales, se merezca en vez de dos águilas a dos gallinazos con corona presidiendo su escudo. Campeón en la tarea de acumular y producir desperdicio, el limeño promedio desprecia la presencia del gallinazo a la vez que la estimula y alienta. Le cuesta al limeño reconocer que vigilante, sobre su cabeza navega un amigo que apesta a la par que ayuda a ser esta ciudad más digna.

Rapiña colonial

Cuando Lima no tenía drenajes sino acequias, y todos los desperdicios se acumulaban en las cercanías de sus domicilios, los gallinazos se hicieron sinónimo de la Ciudad Capital. Se hacían una y otra vez cargo de todo aquello que pudiera descomponerse, de limpiar los rastros de miserias ajenas procedentes de hogares de celebérrimos y anónimos. Bien lo escribió Héctor Velarde en su libro costumbrista Lima de antaño: "(Los gallinazos) que a la Lima vieja celosos limpiaban, sin cobrar gabelas ni hacer alharacas, pues toda la higiene de calles y plazas, techos y azoteas y huertas y ‘chacras’ estaba en sus buches, estaba en sus alas, estaba en sus picos…"

"El estómago y el sistema inmunológico de los gallinazos tiene una altísima capacidad de eliminar bacterias y procesar sustancias tóxicas de organismos en descomposición", afirma Juan Pedro Paz-Soldán, responsable del portal especializado avesdelperu.com. "Los gallinazos cumplen un rol muy importante en la naturaleza porque eliminan cadáveres de animales enfermos que de mantenerse expuestos podrían contagiar a otros animales".

Semejante cualidad de basureros vivos y gratuitos no les merece sin embargo una mejor fama. En su defensa, son al menos como cualquier limeño, contradictorios. Comen carroña, sí. Son inofensivos, también. Si usted dejara a su hijo de 10 años a unos metros, nada pasaría, porque como ya lo dijimos, comen solo restos de animales muertos. Reúnen aspecto sombrío y temperamento huidizo del hombre, su único enemigo.

"Los gallinazos no tienen enemigos naturales. Nadie se come su carne, pues al ser carroñeros esta absorbe toxinas y se vuelve horrible". Jorge Lozada, biólogo de la Dirección de Protección de la Biodiversidad del Inrena (Instituto Nacional de Recursos Naturales), explica además que contra lo que ciertos defensores de los animales aducen, la población de gallinazos en el Perú va en preocupante aumento. "Mientras más pozas de oxidación en estado deplorable, más basureros, más focos de descomposición les demos, estamos creando un ambiente adecuado para ellos". Lo cual, añade, es contraproducente. En una línea: "Sería mejor que no existiese tanto gallinazo".

Alas peruanas

"Gallinazos provocan cortes de luz en Jaén". En la noticia del 11 de setiembre de 2004, el mismo redactor se pregunta cómo es que los gallinazos pueden provocar un corte de luz y dejar sin electricidad a una población. El director de la compañía proveedora, Ing. José Briceño Escajadillo, dijo a los incrédulos que las aves que se posan en los cables de alta tensión provocan cortos circuitos al alzar vuelo.

Setiembre de 2005. Una plaga de gallinazos provoca voces de protesta entre los organizadores del Mundial de Fútbol Sub 17 en Iquitos. Inrena se defiende con una nota de prensa en que asegura haber cumplido su labor en marzo de ese mismo año al autorizar la "caza sanitaria" de 250 gallinazos. Sin embargo, la misma entidad denuncia la falta de un apoyo sostenido, y para junio se habían avistado 3,680 ejemplares en las inmediaciones del aeropuerto. La buena noticia es que ya no eran tantos. El mismo mes, dos años antes, la cifra era de 6,081.

"Se han dado casos de gallinazos entrando a la turbina de aviones en vuelo. Por fortuna, aún no ha habido accidentes", dice Lozada. Al estar ubicados en las afueras de la ciudad, los aeropuertos quedan en las cercanías de las zonas de desecho, quedando a sus anchas.

Tatiana Cavero, veterinaria, y de familia veterinaria, dice que para ella resulta extraño que alguien no se haya dado cuenta de que en el cielo de Lima abundan los gallinazos. "¿No es obvio que ahora hay más que antes?" Según cuenta, en el Perú se conocen restos de estas especies desde el pleistoceno tardío (14 mil años atrás) e incluso existen informes sobre un cóndor fósil que tiene entre 5 y 6 millones de años aquí en el Perú. "Nunca hemos visto gallinazos fósiles aquí, pero sí existen desde el oligoceno-mioceno de Brasil".

Pues nuestro amigo el gallinazo es primo del cóndor (cuyo nombre latino es Vultur gryphus). Ambos pertenecen a la familia Vulturidae. Entre las múltiples variedades, los gallinazos que se aprecian en Lima son dos: el de cabeza negra, (Coragyps atratus) y el de cabeza roja (Cathartes aura), que merodea en las costas. El gallinazo de cabeza amarilla es el que abunda en la selva.

Refugio aviar

En un paraje cercano al Club Ecuestre de Huachipa, cada tarde anidan cerca de 500 ejemplares. José Antonio Otero es especialista en aves de rapiña y los observa, unas veces tranquilo, otras con cierto fastidio. "Que haya tantos en este momento –aquí es solo uno de los varios sitios donde anidan– quiere decir que están depredando otras especies".

La razón que Otero da para que sea el Centro de Lima una zona caracterizada por la presencia de estos oscuros centinelas es que el río Rímac y sus basurales aledaños constituyen una frontera de tan irresistible, imposible de cruzar para el gallinazo de cabeza negra. La costa, con sus desagües y aves y peces muertos, es el paraíso de los "cabecirrojos".

Con todo, en algo le hemos agradecido al gallinazo. Ribeyro habló de niños convertidos en gallinazos sin plumas, y junto a él una interminable colección de estudiosos le han dedicado acápites a la presencia del ave como compañera en la evolución de nuestra historia.

"Un rasgo evolutivo especializado que no los hará más populares", concluye con cierto humor Paz-Soldán, "es que los gallinazos practican la urohidrosis, que es la costumbre de defecar líquido sobre las patas. Esto acelera la evaporación y al igual que un radiador, les permite una eficiente eliminación del calor ".

Tampoco puede ser lo peor de todo. Un gallinazo feo y pelado es lo último en la enumeración de cualidades de una ciudad hace mucho llamada "La Horrible". Toma la palabra Jorge Eduardo Eielson respecto a Lima: Gallinazos gordos. Lombrices amarillas. Caras amarillas. Rímac amarillo. Larguísimos ríos de asfalto. Jardines opulentos. Templos y palacios refulgentes. Millares y millares de automóviles, al mar. Residencias vacías sobre mares de esqueletos. Momias con saco y corbata.

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Gallinazo Man

Conocido diseñador, historietista y activista kontra kultural (así, con K), Cherman tiene años de obsesión con los gallinazos. Su reciente línea de productos relativos al cómic llevan el sello de Gallinazo Kómiks. Diseñó un álbum de la banda Cuchillazo con un gallinazo en la portada (y varios más en la contratapa). Aún inéditas, las aventuras de Liman (como Lima + Superman) es la historia de un niño abandonado que crece en un basural y ve a su perro siendo devorado por gallinazos. Nace el justiciero, vestido no hace falta decir de qué. "Liman no será como Superman. Superman, ese es metrosexual. Liman será un huev… como cualquiera, hasta apestoso como el gallinazo, cuando abra las alas, agárrate". Entretanto, como aperitivo, Cherman acaba de lanzar el último número del fanzine under CrashBoomZap.

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Mitos de altura

• ¿Por qué son tan feos? La cabeza negra y pelada es un detalle que les permite comer carroña sin ensuciarse las plumas y reducir la posibilidad de enfermedades.

• Los gallinazos no giran en el aire al detectar una presa o sentir un moribundo, sino para aprovechar las corrientes térmicas y volar con menor esfuerzo.

• Se han usado gallinazos de cabeza roja para detectar fugas en gasoductos en zonas apartadas debido a su prodigioso olfato, único entre las rapaces.